Además, vuelve a poner de relieve su destreza interpretativa defendiendo personajes dramáticos complejos (donde conviven la supervivencia y la ingenuidad) y, sobre todo, aplica una mirada inteligente a sus argumentos. La obra está perfectamente estructurada y tiene un ritmo muy acertado. En un montaje así ni cabe un final feliz ni se puede caer en la tentación de la fatalidad. No, porque se trata de la vida misma: un río de adversidades y dichas que cargan el depósito emocional que cada ser humano lleva consigo. Petisa Loca es un auténtico melodrama que Sara Calero resuelve en la danza con la maestría que Douglas Sirk, Bertolucci o Almodóvar han aplicado en el cine.